Es tarea del aficionado a la astronomía o del especialista, saber plantear sus enfoques generalistas y particulares, para una mejor comprensión de nuestro mundo y del universo
domingo, 2 de diciembre de 2018
Primera entrega para un próximo nuevo artículo sobre Reptiles voladores
Cráneos de cuatro pterosaurios, indicativos de diferentes regímenes alimentarios.
a) Pterodaustro: tenía dientes parecidos a los dientes en forma de barba de las ballenas, muy aptos para filtrar plancton del agua del mar.
b) Anurognathus, un pterosaurio diminuto, tenía dientes en forma de púas, alimentándose de insectos.
c) Era dentado, y se nutría de peces escurridizos y cefalópodos.
d) Pteranodon, era desdentado, aunque parece que comía peces, pues en su caja torácica se han encontrado peces fósiles.
ANUROGNATHUS : Diminuto pterosaurio de apenas 9 centímetros, provisto de cabeza compacta, con dientes como agujas, que pudieron actuar sobre el cuerpo de grandes saurópodos, (como el Diplodocus), desparasitándolos de un modo similar a como hoy lo hacen ciertos pájaros en el lomo de los rinocerontes y otros mamíferos.
Su cráneo, de apenas 2 centímetros, es corto y propio de un pterosaurio primitivo. Su cola, bastaste corta, le proporcionaba una gran maniobrabilidad para cazar en forma muy eficaz.
El único esqueleto actualmente conocido, fue ubicado en las calizas de Solenhofen, (Baviera).
Su amplitud alar era de 50 centímetros. Fue uno de los más pequeños reptiles voladores, con un diseño que le permitía una gran movilidad y capacidad de maniobra.
Habitaba en zonas boscosas y en los terrenos ribereños, alimentándose de insectos que salían de la hierba, durante el Jurásico medio.
DORYGNATHUS: Hace unos 190 millones de años, en pleno período Jurásico, surgió este reptil volador, cuyo nombre significa mandíbula de lanza. Sus abundantes fósiles fueron ubicados en comarcas europeas, particularmente en Alemania.
Su cráneo es alargado, con grandes aberturas para los ojos. Sus dientes eran notables, apuntaban hacia adelante, eran largos, curvos y afilados en la parte delantera de sus mandíbulas.
Resultaban ideales para ensartar a peces y cefalópodos resbaladizos.
Los dientes posteriores eran finos y diminutos, diseñados para asegurar con firmeza su alimento.
Sus huesos eran delgados pero resistentes. De punta a punta de sus alas, medía 91 centímetros.
CARLOS BRUNETTO GARCÍA
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